jueves, 4 de enero de 2018

Día 63

Jueves 4 de enero de 2018.  Me desperté muy temprano, creo que a las cinco de la mañana cuando comenzó a entrar la luz por la ventana. El sol me invade desde el cielo. Es un sol matutino, arrasador, insolente, deslumbrante, prometedor. Mientras releo un poco lo que escribí a lo largo del año pasado, me pregunto de nuevo cómo será el año dosmildieciocho....le tengo un poco de miedo a la vez que pienso que depende de mi en muchas cosas, cumplir con los propósitos que fui pensando estos días, trabajar para que los sueños y deseos se cumplan, mucho depende de mí, otras tantas cosas, no. (Hace un tiempo que vengo formando una suerte de idea "voluntarista" de la vida, de la felicidad que buscamos y obtenemos  en ella. Es difícil encontrar el equilibrio porque por más que lo intentemos, somos limitados y nos encontramos muchas veces con el NO). Ese no rotundo y definitivo con el que nos chocamos sobre todo cuando nos enfrentamos al dolor, a las pérdidas, a la enfermedad y la muerte. No son nuevas en mi vida estas cosas y encuentro que dentro mío fui edificando un ser de piedra y roca, fuerte, lo más fuerte que se pueda, porque pagué muy caro la tristeza por la muerte y la pérdida de seres muy queridos. Puede sonar frío, insensible, pero cuando la vida nos golpea fuerte de algún modo devolvemos los golpes como podemos. No tengo reproches para hacer, ni guardo rencores, no en este momento en que escribo esto. Sólo lo registro porque frente a otra muerte más en mi vida, me encuentro de vuelta sin respuestas, sin explicaciones. Es como si me hubiera secado por dentro. No es que no lamente la pérdida de Horacito, de papá, de mamá. Pero fueron muchas, algunas -o todas- siento que prematuras. En fin, es la vida que sigue su curso, pero lleva tiempo aceptarlo. Mientras escribo escucho música -¡cuando no!- y suena "Blackbird" de mis amados Beatles. Blackbird take this broken wings and learn to fly, all your life, you were only waiting for this moment to arrive...que apropiado. Bueno con esto cierro y me voy, volando en la bici, a vivir el día, otro día más de vacaciones y de libertad.


 

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