sábado, 23 de febrero de 2019

# 8 evento






Parece un tupper con polenta y lo es. Pero además es amor, son mimos, son cuidados que curan una patada al estómago que te deja una noche sin dormir y dos días en cama. Hay gente que es oro en polvo. No lo advertís de buenas a primeras. Pero una vez se cruzan, se vuelven a encontrar dos, tres, más veces y comenzás a entender. En la risa y la alegría de sus hijas, en el saludo por las mañanas, en la conversación cotidiana, que personas así, hay una en un millón, y vos, tuviste la suerte de encontrártelas.
Son fuertes, generosas, alegres y como si estas virtudes fueran pocas, son brillantes, sus almas destellan, iluminan sus palabras, sus ideas. Entonces comprendés que tuviste suerte. Sos una persona solitaria, o digamos no muy sociable, te cuesta salir de tu pequeño universo de música, de soles y de lunas, ese reino que June tu gata, te dejó para disfrutar, sin ella, sin su presencia que iluminaba todos los rincones, que llenaba de su mística armonía, de elegancia, de significado. Pero la vida a pesar de todo, es bella y digna de vivirse pues hay personas así, que son oro en polvo.

jueves, 21 de febrero de 2019

# 7 evento

Volviste al ruedo. Las clases todavía no arrancan -pronto, pronto-, pero ya te reincorporaste, conociste a nuevos compañeros y directores, te reencontraste con los de antes. Te capacitas, vas a las escuelas. Un año de cierta incertidumbre laboral, año de elecciones que algunos anticipan como difícil.
Todo está por hacerse, por aprender, por enseñar. Todavía no entraron en escena ellos, los protagonistas, los depositarios de todos nuestros afanes, los bulliciosos, los estudiosos, los cariñosos, los indiferentes, los doloridos, ellos, lo más sagrado que tiene nuestra sociedad.
Los pizarrones están en blanco, las aulas en silencio, los patios vacíos. Estás llena de incógnitas, ¿cómo será el año que comienza? ¿qué nuevos saberes y aprendizajes tendrán lugar? Revisás tu propia práctica y encontrás conductas para modificar, otras, sin dudas, deberían sostenerse e intensificarse. El amor y la dedicación por lo que hacés, el entusiasmo, el optimismo, las ganas de seguir, vos también, aprendiendo, transmitiendo y alentando el amor por el conocimiento, por el aprendizaje de un segundo idioma. 
Deseás y te proponés un buen año, productivo, satisfactorio y exitoso para vos y para tus colegas y alumnos, un año de donde la curiosidad, la capacidad de aprender y enseñar no se agoten, las ganas crezcan y se alimenten cada día, de las voces, el cariño, risas y cantos infantiles, de esa capacidad de asombro intacta que traen en sus miradas, y que son el motor de todo aprendizaje. 
Mientras vas y volvés bajo un intenso calor, un febrero un tanto bochornoso, te distraés mirando por tu ventana, la luna por estos días, redonda, llena, ejerce su selénica influencia en las almas y espíritus, y el sol, pujante, cálido e intenso, te carga de energías por la mañana, mientras desayunás, escuchás un poco de música y planificás la jornada por venir. 







viernes, 8 de febrero de 2019

# 6 evento

Ultimos días de vacaciones, se fue enero y transito febrero entre actividades varias, descansando y disfrutando mucho. Por estos días ando leyendo, mucho de internet y la computadora, escribiendo un poco, yendo al cine, visitando y juntándome con amigos y también me enganché en unas tareas de reflexión por whatsapp en torno a la abundancia y la prosperidad en nuestras vidas. Esto último es algo novedoso para mi y estoy entusiasmada con una nueva manera de ver ciertos aspectos de mi vida. Por otro lado, sigo avanzando en mis vínculos personales y afectivos, siguen habiendo desacuerdos con personas que amo y eso me produce cierta tristeza ante dinámicas que quiero evitar y que no deseo repetir. Pero está visto que los cambios son de adentro hacia afuera y que, como todo, se avanza, para luego retroceder y volver a tomar impulso hacia adelante. Es la vida, no quiero engañarme en ese sentido, pero a veces el deseo y la voluntad firme de abandonar determinados lugares me ayuda y otras quizás, me juega en contra. Comparto al respecto de lo dicho, un poema hermoso de Olga Orozco, una escritora que voy descubriendo y saboreando de a poco. 


Esa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si las roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre ni al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio,
sepúltala en tu pecho hasta el final,
hasta la empuñadura.


Olga Orozco 




domingo, 3 de febrero de 2019

# 5 evento

En estos días de vacaciones, los últimos que quedan, antes de retomar la rutina de trabajo, ando leyendo sobre jardinería y cuidado de plantas. Siempre me agradaron las plantitas pero no siempre se me da cuidarlas bien, quizás los ambientes donde viví los últimos diez años no ayudaron o quizás no fui lo suficientemente constante y perseverante. Lo cierto es que en mi nueva y pequeña casa fui incorporando distintas plantas. La primera fue un gajo de potus que me regaló Patricia cuando me mudé. Ya le saqué un brote así que ahora tengo dos, uno pequeño que coloqué en el baño y el original, arriba de la heladera. Más tarde me regalaron en el trabajo un dólar y un malvón. El dólar fue a parar al esquinero donde tengo algunos libros, y el geranio pasó por distintos lugares antes de quedar ubicado al sol -directo en lo posible- de la ventana. Luego agregué un aloe, ese me da trabajo, lo intenté con dos, pero creo que no los ubiqué en el lugar apropiado, así que voy por un tercero que espero sea el vencido. El pequeño aloe está junto a una menta alegre y feliz que aceptó de buen grado su lugar preferencial al lado de la ventana de la cocina. También hay un lazo de amor que me traje de la escuela, una lavanda -me recuerdan a mi viejo y sus lavandas inglesas aftershave marca Yardley, veremos si prospera-, una de hojas verdes y largas cuyo nombre ignoro y un kalanchoé, creo que se nombran así. Esa está junto a la ventana, al lado del geranio, la lavanda y el lazo de amor. He aqui mi pequeña jungla doméstica aumentada que espero prospere feliz, amada y cuidada por su inexperta pero entusiasta dueña, léase, moi. Fotitos ilustrativas. 







viernes, 1 de febrero de 2019

# 4 evento

Crecí rodeada de libros. En la casa de mi infancia había una biblioteca inmensa que llegaba hasta el techo. Estaba llena de libros que eran de mi padre quien aseguraba haberlos leido todos. También nos leía a nosotros traduciendo del inglés los cuentos de Narnia, hablo de hace cuarenta años, cuando C.S.Lewis era un perfecto desconocido y las Crónicas de Narnia no eran éxito masivo de marketing en los cines. Todos mis recuerdos de infancia más felices, están ligados a los libros, libros que leía en todos lados y que llevaba conmigo a todas partes. A la pileta del club, al patio del colegio,  al viaje en colectivo -antes de los celulares "inteligentes"- y si...no tenía demasiados amigos, o los que tenía eran lectores como yo. Para castigarme, mis padres me sacaban el libro de turno, y recuerdo leer con una linterna, a oscuras, debajo de una frazada, a escondidas. Ir a la librería a elegir libros era otra actividad favorita, vivíamos cerca de Kier y también nos acercábamos hasta Huemul que quedaba cerca de la casa de mis abuelos. El olor narcótico a papel, los diseños, las ilustraciones, mi temprana miopía, todo está relacionado de algún modo con esta actividad maravillosa que es leer. Con los años fui cambiando los hábitos, el tiempo ya no es el mismo, y detesto leer sin leer, quiero decir, si leo, leo. A fondo, meticulosamente, me adentro en el libro, lo saboreo, hoja por hoja, Si me detengo en un punto, a veces me quedo inmóvil sin proseguir, creo que el libro me abandona, o quizás yo lo dejo a él, quien sabe. Quiero decir que no me miento a mi misma, cuando una lectura me atrapa, por el motivo que sea, y la sigo, la estudio, la vivo, la transito hasta el final, y una vez terminada, sigo como empapada,  en pausa, en suspenso, entonces leo. Si no, no. En esto no encontré el termino medio. Es cierto, de a ratos leo menos, o directamente poco, pero me he vuelto con los años, más intensa, que se yo. Lo cierto es que esta semana fue la semana de los libros, compré cinco en total entre lunes y jueves, porque más allá de que los lea, antes o después, los libros me seducen, siempre e inevitablemente, retrotrayéndome a esa infancia donde fui feliz en medio de aventuras, que desembocaban en el Volcán Etna, o de detectives que seguían a un Gaitero Silbador. Ayer además conocí una hermosa librería llena de libros objeto y de objetos libros, de música tranquila, de silencio, mientras desde las portadas los mil nombres nos hablaban, nos seducían e interpelaban. Fui con Marce, que me mostró este lugar increible, y que además es un gran lector, lo cual hace que charlar con él sea apasionante, interesante, y cautivante, son esos diálogos con personas que han vivido mil vidas y  viajado por otros tantos mundos y que no  pierden oportunidad de adentrarse en nuevos e infinitos universos en cada lectura, en cada línea, en cada página. Compartir esa pasión no tiene precio, pienso mientras escribo esto y me hago el propósito de leer, más cada vez, a pesar de la miopía galopante, de la presbicia incipiente que se suma ahora con los años. Porque no hay nada como una buena lectura para alimentar el amor por la escritura, por narrar, por contar, y como leí ayer en la librería, todos llevamos adentro una novela, una historia que contar. Armonia Somers, lo dice mejor en su respuesta a la pregunta : ¿Qué comentario le merece la afirmación de que cada uno lleva una novela interior? "Que eso es muy cierto, y que esa cuestión toca a cualquiera, todo el mundo viviente lleva una novela adentro, desde el hombre a una hormiga. La mujer que por su edad y a veces otras contingencias languidece en uno de esos terroríficos depósitos de vejez, esa mujer es, y pongo énfasis en el verbo, una novela de mucho aliento. Amó y fue amada, creó vidas, lloró muertes, hizo pan, consoló o pidió consuelo, fue fiel, traicionó o fue traicionada, y protagonizó así lo inimaginable. Había en todo ese tránsito un material, un movimiento de desarrollo y un suspenso tales como para una novela de varios tomos." (De un reportaje de Miguel Ängel Campodónico, Montevideo, 1985). Desde la contratapa de La rebelión de la flor una antología personal, comprendí, esto era así. Llevé de Eterna Cadencia dos libros que se suman a otros tres que compré en la semana y que se pueden apreciar en la foto (también mi libreta, inseparable, de notas diversas). Y bueno, creo que dejo de escribir para sumergirme en el mundo y la vida de Holden Caulfield del genial Salinger. Leer, no lo dije, pero se desprende de lo dicho, abre la mente, ensancha el horizonte y nutre el espíritu.  ¡A leer más pues!