martes, 29 de enero de 2019

#3 evento

Ayer a las diez de la noche aproximadamente mientras me deleitaba con música y con el aire acondicionado, se cortó la luz en el barrio...hacía y hace un calor agobiante, asfixiante, como no se sintió en todo enero, que fue realmente templado, fresco, agradable. Pero entre ayer y antes de ayer comenzaron a subir las temperaturas y colapsó el sistema energético de la ciudad. Pasé la noche en casa y hoy a la mañana me vine a  pasar el día a lo de mi hermana que está afuera estudiando...la verdad...extraño mi casa, la luz de mi casa, los colores de mi casa, sus objetos....su armonía o la armonía que para mi encierran sus cuatro paredes...es fácil sentir bronca, bronca por los altos costos de un servicio pobre, malo, rabia contra los responsables de que miles de personas no tengamos luz en unos de los días más calurosos del año, en fin, emociones que detesto sentír, que trato de esquivar porque no me hacen bien y porque en definitiva no gano nada sintiéndolas, más que hacerme mala sangre, y pasarla doblemente mal, sin lograr controlar algo que me es ajeno, del todo ajeno. Así que mientras reflexiono y escribo estos inútiles pensamientos escucho el piano de Erik Satie, e imagino que estoy en Paris, al calor del fueguito de una chimenea, charlando con alguna amiga de la vida, tomando te, mientras afuera, suave, cae dulce y gentil, la nieve. 



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