domingo, 3 de febrero de 2019

# 5 evento

En estos días de vacaciones, los últimos que quedan, antes de retomar la rutina de trabajo, ando leyendo sobre jardinería y cuidado de plantas. Siempre me agradaron las plantitas pero no siempre se me da cuidarlas bien, quizás los ambientes donde viví los últimos diez años no ayudaron o quizás no fui lo suficientemente constante y perseverante. Lo cierto es que en mi nueva y pequeña casa fui incorporando distintas plantas. La primera fue un gajo de potus que me regaló Patricia cuando me mudé. Ya le saqué un brote así que ahora tengo dos, uno pequeño que coloqué en el baño y el original, arriba de la heladera. Más tarde me regalaron en el trabajo un dólar y un malvón. El dólar fue a parar al esquinero donde tengo algunos libros, y el geranio pasó por distintos lugares antes de quedar ubicado al sol -directo en lo posible- de la ventana. Luego agregué un aloe, ese me da trabajo, lo intenté con dos, pero creo que no los ubiqué en el lugar apropiado, así que voy por un tercero que espero sea el vencido. El pequeño aloe está junto a una menta alegre y feliz que aceptó de buen grado su lugar preferencial al lado de la ventana de la cocina. También hay un lazo de amor que me traje de la escuela, una lavanda -me recuerdan a mi viejo y sus lavandas inglesas aftershave marca Yardley, veremos si prospera-, una de hojas verdes y largas cuyo nombre ignoro y un kalanchoé, creo que se nombran así. Esa está junto a la ventana, al lado del geranio, la lavanda y el lazo de amor. He aqui mi pequeña jungla doméstica aumentada que espero prospere feliz, amada y cuidada por su inexperta pero entusiasta dueña, léase, moi. Fotitos ilustrativas. 







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