La casa sigue en venta. Cuando Claudia viene con los potenciales clientes la dejo adentro mostrando y salgo a la calle a esperar. Es una manera de dejar libertad de acción, de que las personas que vienen a ver libremente caminen y comenten, de tomar distancia yo también y ahora creo que lo entiendo un poco mejor: de salir de mi casa que me abraza, me cobija, me da refugio. No es fácil, no será fácil soltarla pero es lo que sucederá tarde o temprano. Quizás sea positivo despojarme lentamente de su piel, de su color, de sus recuerdos, sus memorias, sus taras. Como tantas veces, pienso: soy mi casa. Como tantas veces me lo repito. Para que esa creencia se instale en el alma y el cuerpo y la casa se expanda aunque se achique junto conmigo que la vivo, la gozo y la sufro también un poco.Solo un poco nada más.
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