Sí. 61 días. Fueron sesenta los que escribí el año pasado. Sesenta días -y treinta entradas de diversa índole- que quedaron registrados para la memoria o el olvido. La verdad, hoy 1 de enero de 2018, ensayé varias veces algo, unas palabras, un breve texto para dar comienzo a este año nuevo que nace. Para mi es el primer año que arranco en mi nueva casita y mientras miro la luz mutar, desaparecer, apagarse lentamente e irse por la ventana me digo que soy afortunada en ese sentido. La verdad que nunca pensé que podría encontrarme tan a gusto en un lugar que no fuera la vieja casa de Pringles. Sin embargo acá estoy disfrutando a más no poder, con todas las vacaciones por delante, haciendo planes, pensando en el futuro con cierto optimismo. No escapa a mi pensamiento que siempre hay imprevistos, siempre hay cosas que quedan fuera de nuestro control, eso me da cierta sensación de vértigo, cierta inquietud pero supongo que es parte de la magia de la vida. Que no se detiene, que avanza, siempre.
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