viernes, 19 de enero de 2018

Día 71

Me obligo a caminar, a hacer algo concreto cada día. Como todavía no me fui de vacaciones a ningún lado, no quiero sentir que pierdo el tiempo -de todos modos no reniego de mi amado "dolce fare niente"-. Pero el tiempo avanza inexorable y ya transcurrió la mitad del mes de enero. El otro día pasé por Cúspide. Estuve vagando entre los libros y dos me llamaron la atención. De uno no retuve el nombre, tenía que ver con la alimentación. El otro era el nuevo premio Clarín que obtuvo Agustina Bazterrica y que se llama "Cádaver exquisito". Lo tuve en mis manos, le di vueltas, lo hojeé pensando en esa metáfora del canibalismo ¿estamos tan lejos -o cerca- de algo así? y casi lo llevo. Luego recordé todos los libros que me esperan: mansos, tranquilos y pacientes, sobre la mesa. Así que lo dejé. Sin embargo, los temas de la comida, la alimentación, el consumo, el mercado, los consumidores y demás etc.  me quedaron dando vueltas en la cabeza. Es tan primario eso de alimentarse y muchas veces lo hago tan mal. A las apuradas, sin pensar, sin orden ni disciplina. Esto se refleja en mi cuerpo y el resultado no me agrada. Hay otros factores, creo, pero no se si vale la pena mencionarlos. Así que como ya marqué -y remarqué- uno de los propósitos del año es alimentarme mejor. Vaya de vuelta para ilustrar esta foto de mis últimas compras en la verdulería de enfrente de casa. De ellas, mis cadáveres exquisitos, daré cuenta hoy mismo cuando prepare el almuerzo. 



En La tempestad acá y acá también hay más al respecto.


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