Hoy, mientras divagaba por Facebook se me ocurrió revisar fotos viejas. Conservo algunas de tiempos pasados, otras las fui desechando, un poco por practicidad otro poco por no quedar "pegada" a momentos que ya fueron. No termino de asombrarme de la manera en que todo es instántaneo hoy día, no hay suspenso. no hay espera, todo es simultáneo, efímero y repentino. Casi no terminamos de contemplar un atardecer, un paisaje o evento cualquiera que ya estamos tomando una foto y compartiéndola en alguna red social por supuesto. Creo que esta nostalgia es un poco señal de que me estoy volviendo vieja. Volviendo a las fotos, cada tanto me pongo a verlas , creo que mirar fotos antiguas es un poco una actividad de "gente grande". Pero una actividad con magia, con sentido porque en definitiva nos lleva a rememorar otros tiempos y de algún modo misterioso, recuperarlos. En la foto estoy con Ángeles en Florencia. Como la mayoría de mis amigas -y antiguas compañeras de viajes- ella se casó y formó su familia. Así que de a poco y casi imperceptiblemente fui perdiendo a mis compañeras de viaje. Ya casi no hago viajes aunque proyecto volver a hacerlo en cuanto pueda. ¡Me gusta tanto!
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