Zoe tiene un monopatín nuevo. Es rosa y blanco, con rueditas, hermoso. Zoe me lo muestra orgullosa. Va deslizándose hasta la puerta siguiente y vuelve. Está radiante, vestida de rojo. La felicito, le hago todas las fiestas posibles y le digo: "Está genial. ¿Te lo regaló mamá?". (La madre observa nuestra conversación sin intervenir) Me responde: "No, Papá Noel". Que maravillosa que es la infancia. Quien pudiera retornar a esa patria de juegos y fe. Le digo que me encanta su monopatín. "A mi también", me responde. La breve conversación me distrae y cuando llego al Parque con Nela no se si cerré bien la puerta. Nunca estoy segura de cerrar bien. Es una tara constante. Que bendición puede ser la niñez a veces. Quien pudiera regresar a su candor.
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