Un mes casi sin actualizar los eventos, las serendipias, las fotos, los pensamientos y emociones de este blog. Y al leerme en la última entrada me cuesta reconocerme en las fotos, y las palabras que me describen, feliz, satisfecha, alegre. No es que esas emociones no persistan, pero otras se abren paso, como correntadas, torbellinos, sacudiéndome de pies a cabeza. Entonces de repente me sorprende la risa, en un audio que grabo para unas amigas relatando un hecho del pasado, donde una persona, que detentaba una posición de poder, me humilló, públicamente, ningunéandome frente a mis colegas, y eso, que recuerdo ahora, años después me produce risa, carcajadas....y a la semana siguiente, en medio de visitas familiares del extranjero -USA-, me sorprende el enojo, una emoción no muy frecuente en mi -no en este último tiempo al menos claro-, entonces hablo, sin parar, digo, reclamo, recuerdo, interpelo, revivo, rememoro, lloro, el llanto, explotando y deshaciendo el nudo de angustia en el pecho, me sorprende y me invade, desbordándome toda. ¿Qué está pasando? Creo que muchas cosas y ninguna a la vez. Simplemente la vida, que sigue su curso, implacable, y yo, tomando consciencia del paso del tiempo, cada vez más feroz, más vertiginoso. Y no, no quiero ni deseo perder más el tiempo. Quiero que me valga cada minuto, cada segundo, cada instante, cada día, porque no hay tiempo para más.
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