Se fue febrero, llegó marzo. El viernes me fui caminando a San Cristobal, a San Juan al 2000 y pico y me compré dos guardapolvos nuevos, blancos, impecables. Creo que estoy lista para arrancar las clases, en un año que promete ser movido, lleno de eventos y acontecimientos. Me da ilusión volver al trabajo, intentar superar los objetivos que me planteé el año pasado, descubrir nuevos horizontes, acrecentar mis herramientas, estudiar más, escribir más, leer más, y hacer todo de la mejor manera posible. Poner el alma y el corazón en cada cosa que emprenda, cuidando mi cuerpo, tratando de conservarlo sano, bien alimentado, porque a fin de cuentas, es nuestra casa principal y última....Enseñar y aprender, aprender y enseñar en esa rueda de infinita energía que se alimenta de las risas, juegos y cantos infantiles, de sus preguntas, de ese asombro que es motor de todo aprendizaje, los pequeños, los alumnos, los maestros, las enseñanzas, el idioma, vehículo de emociones, de acción, de contenido, de aventura y descubrimiento.
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