Así somos. Intensas, locas, protectoras, quijotescas, aguerridas, entregadas, generosas, agradecidas, amantes, maestras, madres, ingenieras, arquitectas, abogadas y mil cosas más. Amamos la vida, detestamos la muerte, la muerte en vida, la inacción, la cobardía, el egoísmo, la falta de compromiso, la violencia. Porque lo comprometemos todo, el propio cuerpo, la existencia misma en dar vida, en alimentar, cuidar, proteger al indefenso, al que llora, al huérfano, al abandonado. Porque también somos abandónicas, ansiosas, angustiosas, pasionales, irascibles. Nos enoja la injusticia, la inequidad, la falta de solidaridad, la amargura, la conveniencia. Lo queremos todo, ya, ahora, ayer. Amamos la cotidianeidad, el compartir los detalles. ¡Detalles, detalles, detalles! Vivimos de pequeños detalles, de maravillosas y minúsculas coincidencias, de señales, de sincronicidades. ¡Sueños! Soñadoras, fantasiosas, ilusionadas, nos entregamos al otro, a la otra, a los otros. Arriesgadas, sin medir las consecuencias, impetuosas, valientes, gritamos, reclamamos, arriesgamos, nos jugamos el todo por el todo. De frágil carne, de cristal son nuestras ideas, forjadas en la sangre, las lágrimas, el llanto y el viento.
martes, 19 de marzo de 2019
domingo, 10 de marzo de 2019
# 9 evento
Se fue febrero, llegó marzo. El viernes me fui caminando a San Cristobal, a San Juan al 2000 y pico y me compré dos guardapolvos nuevos, blancos, impecables. Creo que estoy lista para arrancar las clases, en un año que promete ser movido, lleno de eventos y acontecimientos. Me da ilusión volver al trabajo, intentar superar los objetivos que me planteé el año pasado, descubrir nuevos horizontes, acrecentar mis herramientas, estudiar más, escribir más, leer más, y hacer todo de la mejor manera posible. Poner el alma y el corazón en cada cosa que emprenda, cuidando mi cuerpo, tratando de conservarlo sano, bien alimentado, porque a fin de cuentas, es nuestra casa principal y última....Enseñar y aprender, aprender y enseñar en esa rueda de infinita energía que se alimenta de las risas, juegos y cantos infantiles, de sus preguntas, de ese asombro que es motor de todo aprendizaje, los pequeños, los alumnos, los maestros, las enseñanzas, el idioma, vehículo de emociones, de acción, de contenido, de aventura y descubrimiento.
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