Días raros, buenos, felices, pero raros. Duermo un poco mal. El jueves lo vi a Joaquín y conversamos del tema, me dió algún consejo. También lo hablé con Flora. Estoy naciendo de vuelta, quizás, rompiendo viejas estructuras, renaciendo, cambiando de piel. Ya sé que suena trillado, está tan de moda, pero es lo que es. Muchas o varias personas nuevas que entran a mi vida para alterarla, enriquecerla, modificarla, intervenirla, sacudirla quizás un poco. Otras que pasan a ocupar un segundo plano. Y yo, que no soy yo. No mi yo conocido, habitual, cotidiano. Sino este, un poco más cabrón, más firme, más reactivo. ¿Por qué reactiva? No lo sé. Las respuestas no están a la vuelta de la esquina, ni mucho menos en los libros, creo. Están en la vida misma, en la experiencia, hay que transitarla con abandono y fe. Con confianza, con los ojos puestos en el más allá. Con los pies sobre la tierra. Con amor y sin miedo -que no es otra cosa que la otra cara del odio-.Ya no hay vuelta atrás, solo avanzar siempre. Hacia el futuro. Hoy.
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