Entre los muchos alumnos que tengo -este año todavía no hice la cuenta- pero son ocho cursos diferentes de tres escuelas distintas, esta semana me sorprendió uno en particular. Está en primer grado, es bajito, rellenito y se expresa con dificultad, es difícil comprenderlo y es probable que necesite la ayuda de una fonoaudióloga. Una piensa que está en su mundo, que hará el proceso a su modo, quizás con más lentitud. Y sin....embargo....cuando estoy al frente, haciendo la rutina de cantos y saludos, se acerca, se adelanta a mis pasos y me pide con su vocecita pequeña, que cante "happy", no solo eso, toma la tiza y escribe el mismo las palabras y dibuja las caritas que acompañan cada emoción, en rigor tres emociones, y que sirven de guía al canto...y si lo dejo continúa escribiendo él mismo en el pizarrón. "¡Sos un genio!", le digo en español. (Y es un genio). Así es de emocionante enseñar un idioma, enseñar lo que sea, así de maravilloso es el aprendizaje, tanto que nos excede, que no podemos dimensionar hasta donde llega, ni qué efectos produce en los demás. Son cosas que animan a seguir, no importa el cansancio, ni el dolor que sigue molestando, no importa nada con tal de que ellos sonrían, aprendan, estén felices.
viernes, 25 de mayo de 2018
martes, 15 de mayo de 2018
martes, 8 de mayo de 2018
Día 10...
Días de decepciones, de cortes, de rupturas abruptas. De analizar. Hasta dónde entregar nuestra confianza, hasta dónde abrir nuestro corazón. Complicado y sencillo a la vez. Supongo que se trata de seguir nuestra intuición, pero la intuición muchas veces nos engaña, y también nos engañan las personas, aquellas en quienes erróneamente depositamos alguna confianza. Sé que soy excesiva, que la moderación se impone en estos casos, pero...¿dónde encontrar el término medio? ¿Se tratará a fin de cuentas de ir por el mundo con una pesada armadura? ¿A resguardo de todos y todo? Qué se yo. Siento que no aprendo, que no escarmiento, pero a fin de cuentas de eso se trata, de aprender, todo el tiempo, aún a costa de nuestros errores, y casi siempre por ellos y por nuestros fracasos. Y levantarse, una y mil veces, de entre el polvo y las cenizas, aunque duela, aunque cueste, aunque la tierra nos invita a quedarnos allí, muertos en vida, sepultados, cómodamente adormecidos, anestesiados en la parálisis que no conduce a nada. Mientras tanto, el sol, sale y se vuelve a ocultar en mi ventana, esa que amo por demás.
martes, 1 de mayo de 2018
Día 1...
Leí por ahí una frase que decía algo así como: "No cuentes los días, haz que los días cuenten". La verdad me quedé pensando en este contar días, empecinadamente, tal vez inútilmente, quizás un poco caprichosamente. No por nada en particular, simplemente un día empecé a contarlos, digo, el número es algo completamente relativo en este caso, han transcurrido más de cien días desde que abrí el blog. Simplemente decidí organizar el registro de los días que de algún modo quedan plasmados en un relato o foto, con el número. Los números son un poco mágicos, esa serialidad y esa lógica ascendente -o descendente- me fascinan aunque soy mala, malísima para las matemáticas. También podría elegir palabras o frases pero bueno, quedaron los números, para contarlos, para diferenciarlos. No sé de todas maneras si tendrá sentido seguir. Mientras tanto, queda así, el día 101. Ja, ja. Que fácil me dejo llevar por unas palabras leídas al azar. Es que una va cambiando, mutando, constantemente. Hasta cambiaría el nombre del blog, su diseño, su apariencia. O quizás por qué no, lo borraría de la faz de internet. Pero no, acá sigo. Y mientras tanto, pienso, reflexiono y comparto. Qué se yo. Porque sí, porque me gusta, porque me hace bien, y porque acá estoy, existiendo, persistiendo, viviendo, un día más.
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