A veces el silencio se impone
Como ese cielo que contemplás
en suspenso desde tu
ventana
Como los sonidos de las cosas cuando nadie habla
Como las palabras que te guardás porque duelen
Porque escuecen y lastiman
No sabés o sí, si él sabe, si lee, si imagina
Querés protegerlo de vos, de tus intentos
Por mantenerlo vivo mientras ves que se te va
A ese lugar, a ese plano donde vos todavía
No podés –tal vez no querés- acompañarlo
Y que dura es la vida cuando se termina,
Cuando se apaga entre tanta angustia y tanto silencio
Entre nuestros dedos frágiles, entre tus manos
Que intentan retenerlo mientras te observo sufrir
E impotente me digo que tengo que protegerte de esto
Pero no puedo, es tu camino, el suyo que se prolonga
Hacia allá, hacia ese cielo que tiene el color de sus ojos
El sabor de su arroz con leche, la música de sus parlantes
La eternidad de los paisajes que contempló y fotografió
Y acá me quedo, mirando por la ventana, escribiendo
De este lado de las cosas, en este plano finito de la
existencia
Mientras vos peleás cada minuto, y él se va hacia allá a lo
lejos.
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