martes, 28 de marzo de 2017

Día 30

Calor bochornoso para esta época del año. Se sufre -sufro- la humedad bastante. Ya estoy metida de lleno en la rutina laboral. Tengo ocho cursos  repartidos en tres trabajos distintos y bastantes alumnos. En la escuela 3 las cosas pareciera que van mejor que el año pasado. Hay nuevo cuerpo directivo y otro clima. Clima de trabajo, de compañerismo y sobre todo de respeto por la labor docente. Al menos esa impresión me llevo de estos días de regreso ahí. Vamos a ver como sigue todo.
Mis días martes son tranquilos. Hay tiempo para preparar las clases, para escribir, para ir a terapia que tanto agradezco y tan bien me hace. También para tomar mates, lavar la ropa, escuchar música y demás.
June está en celo hace bastante tiempo, casi desde principio de año. No se si debería volver a llamar al veterinario que me dijo que estaba bien que era muy "sanita" o esperar que pase el calor y ver que sucede. 
Los estudios médicos -mis estudios-, están por lo que parece en lineas generales, bien. Tendría que hacerme una endoscopia cosa que no tengo nada de ganas de hacer. El turno con la óncologa es recién el dos de mayo. Falta más de un mes.
Los sábados a la mañana tengo una clase con mi alumnita del año pasado que no quiso resignar a no seguir este año a pesar de mis complicados horarios de la semana. 
El sábado pasado nos invitó Horacio a Flor y a mi a comer pizzas a su casa. Vimos las fotos de sus vacaciones en el sur, conversamos y lo pasamos bien. Creo que le exijo demasiado a mi familia, tal vez. Quizás la falta de una pareja hace que ponga en ellos demandas que difícilmente puedan cumplir. Es bueno, creo, identificar este sentimiento para poder combatirlo o al menos elaborarlo así no vuelve a molestar más. Dejar lugar a ese Otro, que no necesariamente sea mi padre -que ya no está- o mi hermano -que formó su familia- o mi hermana -que está en su propia búsqueda-. 

viernes, 24 de marzo de 2017

Hoy después de que me llamara e insistiera varias veces, volví a ver a E. Me había propuesto no verlo más. Dar vuelta la hoja, buscar otro tipo de vínculos, más sanos o por lo menos más acorde a lo que deseo que no es precisamente lo que tengo con él. Finalmente caí en su trampa de "tengo un mal día" y acepté vernos. O mejor dicho, se apareció en casa casi sin invitación. Eso me gusta de él, siempre le gustó venir a casa tal vez demasiado... Así que retomé nuestra relación casual, muy casual, del año pasado. Estuvo más cariñoso de lo habitual, me dijo varias veces que estaba linda hasta que le di las gracias -ya que se me acabaron las respuestas del tipo "tengo que hacer dieta" y otras por el estilo-. Nos besamos en la boca -raro en nosotros- y quiso quedarse a dormir en casa, todo con la excusa de su mal día. Me negué porque tenía una reunión que no disfruté demasiado. Y cuando volví, empujada quien sabe por qué emoción e impulso, le mandé un whatsapp preguntándole si estaba mejor. Y sé, casi podría jurar, que sólo contestará la próxima vez que se le antoje verme...En fin, es lo que hay, como dicen ahora. Y después de todo, tan mal no estuvo. Para qué mentir.

                                                
                                                     "Los amantes" (René Magritte)

martes, 21 de marzo de 2017

Día 29

Pasan los días. Las emociones cambian, crecen, se agigantan, se encogen, desaparecen, vuelven a surgir. Y así llega el otoño, los días comienzan a ser más frescos, todavía estás un poco desconcertada con el cambio de clima. Te vestis, te abrigás, la humedad te obliga a alivianar un poco la ropa. La situación sigue complicada. Los chicos que dicen: "Tuvimos ocho días de clases". Vos que escribís en el pizarrón y no sabés que decir porque tienen razón, porque no es justo, porque ellos saben y vos también que la fuerza no siempre es el mejor camino aunque a veces no quede otra opción. Y respondés: "Yo mañana vengo." Y seguís dando clases, pensando que dificil todo, que complicado y que injusto al mismo tiempo. ¿Cuál será la solución? Tenés muchas preguntas y ninguna respuesta.


jueves, 16 de marzo de 2017

La esperanza es una de las tareas pedagógicas. La esperanza no existe fuera de la acción. No es pura espera. Y una esperanza que no es activa que no es crítica de desesperanza es la espera vana. La esperanza implica mi movimiento en el mundo para crear el mundo. No fabrica sola la transformación del mundo, pero no hay transformación sin esperanza. Hay momentos en que es difícil pero no imposible. La posibilidad se hace. (Paulo Freire)




                                                            
                                                       "Niños" Henry Cartier Bresson

miércoles, 15 de marzo de 2017

Dia 28

Por momentos el panorama se llena de incertidumbres. Actuás sin estar del todo segura de estar tomando la decisión correcta. Pero seguís adelante. Ojalá las cosas se resuelvan. Ojalá se destrabe el conflicto, se destraben los conflictos. Ojala, pero....todo indica que las cosas están difíciles, que se avecinan momentos de tensión, que encontrar una solución no es tan sencillo, ni tan automático. Mientras tanto vos querés seguir, ir hacia adelante, avanzar. Luchar, pelearla, ofrecer batalla. Pero tenés miedo.

jueves, 9 de marzo de 2017

Día 27

Llegó el día. Volví a encontrarme con mis alumnos, los de años anteriores, los que continúan siéndolo, los nuevos que empiezo a conocer. Ocho cursos diferentes y un total de casi 260 alumnos. Vidas que entran a mi vida, almas que se encuentran con mi alma. Y un sinfín de frases, de gestos, de abrazos -esa amorosa entrega de los niños sin filtros ni posturas forzadas-, los semblantes que se iluminan al verte, el sentir que después de todo las cosas no son en vano, no es en vano tanto esfuerzo, tanta dedicación, porque ahí están los frutos fundamentalmente en el cariño y en las palabras que no mienten que dicen: "te extrañé, ¡volviste!, ¿por qué te fuiste? ¿qué pasó?". El espíritu se colma de energías, de nuevas resoluciones, de un atavío distinto, que sale de adentro, que arranca en el corazón y que se exterioriza en el cuerpo, en ese delantal impecable y blanco que te compraste y que lucís con orgullo, en tus pasos más firmes, en tu voz que no tiembla al subir de tono. En esas primeras sonrisas, cantos, lecciones, enseñanzas, repasos, reconvenciones y retos que te indican que quizás algo cambió y que estás fuerte, entera y lista para recomenzar una vez más.

lunes, 6 de marzo de 2017

Día 26


La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Eduardo Galeano




(Marcha docente masiva hoy 6 de marzo -foto de internet)

sábado, 4 de marzo de 2017

Día 25

Pienso en si debería borrar el texto anterior. Las emociones -lo sé- son tan volátiles. Todo es tan subjetivo, tan permeable a cualquier estímulo que lo que vemos rosa un día puede ser negro al día siguiente. La realidad es que ciertas emociones persisten en mi, se repiten y quizás, después de analizarlas y darlas vuelta, profundizar y estudiar su origen, evolucionan hacia algo más preciso, más intermedio. No sé, si es algo que tiene que ver con la condición humana porque muchas veces sentimos que somos únicos en este planeta y sin embargo estos vaivenes son universales, quizás, esta ambigüedad conocida y repetida. De todas maneras, tal vez, ahí queden estas palabras, que alguna vez senti, que puse por escrito y que quizás algún día termine por olvidar y junto con ella la emoción, el sentimiento que las produjo y dio a luz.

jueves, 2 de marzo de 2017

Día 24

Mi familia está desintegrada. No existe. La muerte de mamá primero y después de papá terminaron de fragmentarla. Mi hermano menor se fue a Estados Unidos. Mi otro hermano se casó y se acopló a la familia de su esposa. Mi hermana mujer -la única hermana mujer que tengo- adoptó distintas hermanas de la vida como está de moda ahora decir. Este pensamiento, esta realidad me duelen. La noción de que no tengo ya un lugar ni grupo de pertenencia que estoy sola y aislada pero al mismo tiempo atada por lazos que no existen realmente. Lazos de sangre. Y el último vestigio es esta casa que en poco tiempo ya no estará más. Siento rabia, siento bronca, siento dolor, siento impotencia. Pienso que tengo que hacer mi camino, mi vida, sin mirar atrás, sin pensar en las heridas que no cierran, en las cicatrices que marcan mi cuerpo y mi historia. Pero simplemente hay días en que no logro comprender como hacer eso. Por más que intento ahí está esa realidad que duele y que lastima y que me recuerda que soy huérfana y que estoy sola. Ya sé, hay cosas peores, ya sé, no es tan grave, ya sé, hay que sobreponerse. Hay que ser fuerte. Pero hay días en que sencillamente me desplomaría en una silla, en la cama, en el piso y dejaría que el mundo siga su curso sin mi.