Ese que descansa tan campante al sol es mi gatito Mohamed. Es un gatito con características especiales ya que unas bestias le dispararon unos balinazos en sus patas traseras así que el tipo cojea bastante además de tener dificultad y necesitar ayuda para hacer sus necesidades. Es la primera vez que adopto un gato de estas caracterísiticas. Yo creo que más bien el gato me adoptó a mí. Cuando fui al hogar en busca del gato perfecto, él salió a mi encuentro. La rescatista me contó su historia con lágrimas en los ojos, cómo lo habían encontrado, en qué condiciones lamentables y cómo se había ido superando día a día. Es un gato demandante e intenso, como yo. Da tanto amor como el que pide. Es fácil amar a Mohamed y de a poco olvidar tanto dolor que atravesó mi vida porque yo también soy un ser herido que encuentra dificultad en ser feliz por más que lo intenta contra viento y marea. Venía golpeada de haber extraviado un gatito atigrado y de haberme extraviado yo misma. Cuando conocí a Mohamed no pude menos que pensar que merecía darme y darle una chance. Teníamos un punto en común una debilidad que compartíamos aunque en su caso totalmente ajena a él y en el mío por una condición que tiene mucho que ver con mi voluntad supongo aunque no estoy segura. La vida nos había golpeado a los dos así que me fui del hogar con Mohamed en mis brazos. El invade mi casa de amor, de luz y de cálidez. No me importa nada más. Sus características especiales dejan de ser especiales para ser un escollo más en el camino que hay que sortear y avanzar. Por otro lado la rescatista que me lo confió es un sol de persona, su nombre es Sandra y me da todo el apoyo necesario para que no decaiga en mi intención de compensar a Mohamed con amor todo el dolor y el sufrimiento que le ocasionaron. Yo le deseo una larga vida y si es posible que se recupere poco a poco de sus nanas. Es todo lo que me haría feliz como me hace feliz encontrarlo maullando del otro lado de la puerta cuando llego a casa de la calle. El convierte las cuatro paredes de mi monoambiente en un hogar. Y yo le estoy agradecida por ello.
viernes, 23 de julio de 2021
viernes, 9 de julio de 2021
Cuatro instantes, Cuatro imágenes, un poema.
LA VIDA ETERNA:
¿Qué hora es?
Pregunto y repregunto, como los niños que quieren llegar al destino final de un viaje de vacaciones veraniegas.
¿Qué hora es?
Interrogo, inmersa en un rulo eterno e infinito, perpetuo, imperecedero como la vida eterna que los santos se granjearon.
¿Qué hora es?
Incansable repito. Y me decís 8:15. Y a las 3:00 pm, las quince, las tres de la tarde en punto. Y expiro y exhalo y digo: "Todo se ha cumplido". Y muero para resucitar en tus brazos otra vez.
Dolores María Velasco Suárez
(Hospital Ramos Mejía, escrito en el mes de mayo).
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