Qué increíble. Cómo pasa el tiempo y acá quedan abandonados y flotando en el éter los blogs, la vida que vamos dejando a jirones por el espacio. Hoy se me ocurrió escribir una líneas simplemente para experimentar esto de "bloguear". Muchas cosas pasaron desde mi última actualización de esta suerte de diario online. Sigo escribiendo diarios, pero manuscritos, sigo teniendo y amando a los gatos, Mohamed murió el once de noviembre de 2021. En febrero del año siguiente reincidí y llegó "Barbi, la Belle" a mi vida. Una hermosa tigresa que descansa a mis espaldas refugiada en la campera que tiré sobre la cama. En diciembre vino "Jeremías Paul Benjamín Auster" un negro de pelo largo y ojos amarillos regalón que reposa al lado de Barbi mientras escribo esto. En enero de 2023 después de más de cinco años compré el escritorio donde tipeo estas líneas y miro las palomas volando en grupo por los techos de Boedo.
Sigo escribiendo relatos, poemas y estudiando, aprendiendo, dos veces por semana tengo taller con un escritor y una escritora. No creo que vuelva a publicar ya más. Aunque en noviembre del año pasado me largué a leer producciones propias para públicos reducidos. No participo en certámenes, no aspiro a la fama, la verdad escribir es una función vital a esta altura de mi vida, no busco más que poder seguir haciéndolo y poder seguir aprendiendo guiada por mis profesores.
Leo y compro libros, desde una edición de la Enciclopedia Británica, un capricho Borgiano, pasando por novedades, autores contemporáneos, otros, como el entrañable Paul Auster que recientemente pasaron a un plano seguramente mejor que este.
Desde el 10 de diciembre del año pasado dejé de ser vegetariana para retomar el consumo de proteínas como el atún, el pollo y tímidamente carnes rojas aunque con cierto prurito o inhibición del que no me puedo liberar del todo todavía. Cuando la ocasión lo amerita me maquillo. Dejé de teñirme el pelo en la pandemia y desde entonces este dejó de caerse y está más sano, más brillante. Descendí considerablemente de peso. Lo atribuyo al buen descanso, el ejercicio diario, la alimentación sana, una correcta atención de mi salud mental y una vida sin mayor estrés.
Vivo cada día como un regalo, y lo es, tengo una familia que me ama y amo, amigas y amigos incondicionales y gente que se ha ido dando un portazo en mi opinión "for better".
Me ejercito tanto como puedo, duermo y cuido mi sueño como si fuera lo más preciado. Me alimento con alimentos reales, comida que cocino yo, prácticamente no existen los procesados en mi vida. Sigo amando las pastas y las cosas dulces pero si tengo que elegir entre una torta brownie y un lemon pie, opto por el segundo. Los gustos cambian y el paladar no es una excepción.